Friday, March 9, 2018

PENSAMIENTOS DE UN ENTRENADOR SOBRE MOTIVACIÓN, FRUSTRACIÓN Y RESILIENCIA

Manolo Povea es un entrenador veterano que ha liderado equipos en España, Portugal, Sudamérica y Asia. Recientemente habló con una clase de estudiantes de 11º y 12º grado en su ciudad natal de Málaga, España, abordando temas que incluyen motivación, aprendizaje y emociones. Él fue lo suficientemente bueno para compartir sus comentarios con nosotros.

MOTIVACIÓN EXTERNA

La considero una motivación débil, porque depende de otros, no es algo tuyo, por ello es temporal y fácil de quebrar. Tomemos como ejemplo los bonus o premios por Tiros Libres que se firman para malos lanzadores de TL. Honestamente, son pocos los casos en los que estos bonus surten efecto y hacen que un mal tirador de TL mejore su %, exceptuando los que realmente desean hacerlo, de forma que no es el dinero (agente externo) sino su decisión personal (agente interno) lo que les mueve a mejorar. 

Para entrenadores, los discursos motivacionales en el vestuario, previos al partido, suelen ser el ejemplo más común de motivación. Quizá el único que muchos consideran si les preguntáramos. Por supuesto que esa situación es interesante, y con frecuencia necesaria, porque ayuda al equipo a prepararse; surte un efecto parecido al de los rituales de equipo, o escuchar una determinada música… No me gusta centrar la idea de “motivación” sobre ese ejemplo, y prefiero considerarlo “activación”. Para explicarlo cuento con frecuencia la historia de mi primera Final como entrenador profesional en Portugal, que va sobre “gritos contra risas”. Llamo a esta anécdota “La viñeta de Willie”: 

Portugal, Copa de la Liga: 8 equipos, 3 partidos en 3 días; una derrota te deja fuera, formato Copa del Rey. Mi equipo alcanzaba la primera Final de su historia, de hecho en la historia de la Islas Azores, y el adversario era el poderoso Benfica, un equipo histórico en Portugal y también en Europa, sobre todo en fútbol. 



Teníamos un americano muy delgado en la posición de 4, y el día antes, esperando para comenzar la sesión de vídeo previa a la semifinal, Willie Taylor, otro americano, dibujó una viñeta donde aparecía el flacucho Mike junto a un conocido jugador africano de la Liga, muy grande y fuerte que le decía a Mike: “Te voy a matar esta noche”. Después de la broma entre ellos, pregunté a Willie en privado si podía quedarme aquel papel para mí, pero no le expliqué con qué finalidad. Aquella noche ganamos el partido y jugaríamos la Final. 

Así que estábamos en el vestuario, y podíamos oír a los jugadores adversarios gritando tan alto como podían, en la típica preparación motivational, y con la clara intención de intimidarnos, ya que éramos los nuevos en esto de las finales. Yo había imaginado aquella Final mucho tiempo antes. Sabía que mis jugadores estarían motivados para ganar, pero también nerviosos y excitados, quizás demasiado, y estaba seguro de que más tensión nunca ayudaría. Así que cuando terminé de hablar, y todos estaban de pie, juntos para salir del vestuario hacia la cancha, fingí encontrar algo en mi bolsillo como por sorpresa. Yo estaba en el medio del grupo y todos miraban lo que tenía en las manos, así que cogí el papel de la viñeta de Willie, donde yo previamente había tachado el nombre del jugador y escrito en su lugar el nombre de un fuerte jugador de Benfica. Lógicamente todos comenzaron a reír, mirándome como si estuviera loco, y todos salieron del vestuario al mismo tiempo que los jugadores de Benfica hacían lo propio, con sus gritos y muestras de agresividad. La situación fue divertida; mis jugadores riendo frente a aquellos “guerreros” como diciendo “nos da igual lo que hacéis, nuestra confianza está muy por encima de eso!” Imagino que los jugadores de Benfica no sabrían qué pensar, pero probablemente los temores cambiaron de bando - un poco al menos - y mis jugadores afrontaron el partido con mayor calma de espíritu. Bueno, después tuvimos que luchar y jugar buen baloncesto, pero no jugamos nerviosos y ganamos el título. Uso este ejemplo para explicar la fragilidad de los discursos motivacionales y con qué facilidad se pueden deshacer o interferir en ellos. El coraje o el temor en tu interior es siempre más poderoso que cualquier acción externa.

MOTIVACIÓN INTERNA: 

Ésta es la que realmente me interesa. Es la que provoca verdaderos cambios. Es la que hace que el jugador pase del “es que” al “si, señor”. De poner excusas a escuchar. Pero no porque acate algún tipo de disciplina militar, sino porque ese jugador ha encontrado una motivación interna para trabajar más duro, para escuchar, para olvidar su ego y ser más humilde, para ser mejor cada día, cada entrenamiento, sin importar lo que ocurra a su alrededor. Eso significa que hay un cambio. Y nadie puede quebrarlo porque ese sentimiento te pertenece. Parafraseando al poeta William Ernest Henley, popularizado a través del personaje de Nelson Mandela en “Invictus”: “Soy el dueño de mi destino. Soy el capitán de mi alma.”

Este tipo de motivación se puede observar muy bien en los atletas que practican disciplinas individuales. Son atletas que se enfrentan a los desafíos en solitario, y eso es muy duro. En los deportes colectivos, como el baloncesto, una persona puede, en ocasiones, esconderse dentro del grupo. El grupo - el equipo - siempre apoya al individuo, de forma que nunca estás completamente solo, ya sea un partido o un entrenamiento, ya sea en la victoria o en la derrota. 
    Como entrenador debo intentar inspirar a mis jugadores para que encuentren, dentro de cada uno de ellos, su motivación interna. Esta inspiración requiere que prestemos atención a cada jugador como individuo; el entrenador necesita conocerle en profundidad como persona, y necesita invertir tiempo en esa relación personal, de otra forma será complicado que podamos inspirarle, influir en él o ni siquiera ayudar al jugador. 


"No cuento todas las abdominales que hago. Solo cuento cuando 
empiezan a dolerme. Porque esas son las que realmente cuentan.
Las que me hacen ser el campeon que soy."
Mohamed Alí Oro en los JJOO de Roma 3 veces Campeón del Mundo 

FRUSTRACIÓN: 

Para mí, la cuestión principal es la siguiente: ¿Fallar justifica la frustración? Porque cuando un jugador hace un mal partido, o no juega bien durante un tiempo determinado, sentirse frustrado me parece el camino fácil. Me pregunto si las nuevas generaciones intentan todo tan duramente como deberían…creo que las preguntas adecuadas tras el fracaso - en cualquier medida - debían ser: ¿Cuánto tiempo he practicado ese movimiento, o técnica, o lo que sea? ¿Cuánto esfuerzo he puesto en ésta o aquélla cuestión? ¿Presté suficiente atención; estaba realmente concentrado, enfocado? ¿Cuántas repeticiones hice cuando lo entrenaba? 

Si la respuesta a estas preguntas no es “tanto como pude”, entonces no hay una razón clara para sentirse frustrado.

ESCUCHAR - HUMILDAD - EGOÍSMO

Un jugador que habitualmente muestra frustración (bajo apariencia de enfado, por ejemplo) tras errores puntuales o lanzamientos fallados, es a veces considerado por otras personas como un tipo competitivo, porque estos espectadores piensan que ese enfado proviene de su enorme deseo de ganar. Sin embargo, yo le consideraría más bien un jugador egoísta, porque antepone su “YO” al “NOSOTROS”, incluso considerándolo desde un punto de vista positivo. La Humildad es necesaria para escuchar, y escuchar es necesario para mejorar. El egoísmo no permite hacer ninguna de estas dos cosas. 

Con frecuencia consideramos egoísta al jugador que quiere hacer más tiros o jugar más minutos…pero en mi opinión, egoísmo es simplemente anteponer tu ego a lo demás. 

Esta actitud lleva al jugador a apuntar el dedo hacia alguien más; buscar excusas o encontrar un culpable, en lugar de reflexionar sobre sí mismo y sus actos, con sentido auto crítico, lo que requiere necesariamente humildad. 

SABER EL “CÓMO” PARA DOMINAR EL “QUÉ”. 

Es necesario saber CÓMO hacer algo que tu deseas, antes de dominar “LO QUE” sea que deseas. De nuevo, para conocer el CÓMO, necesitas escuchar, ser humilde y desde luego el egoísmo no puede formar parte de esta ecuación. 

Me gusta reflexionar sobre esta frase de Bruce Lee. Digo en las presentaciones que esta frase significa mucho. Muchas veces una persona, digamos un estudiante, piensa: “Necesito acabar el instituto con una calificación de 14 para ingresar en la Facultad de Medicina. Pero eso es demasiado para mí, no soy tan inteligente”. 

“Así que voy a trabajar para conseguir un 9, lo cual está más ajustado a mi potencial, y después veré qué hago en el futuro.” 

 El estudiante cree que está evitando la frustración porque está siendo realista. Sin embargo, si tienes un sueño, una verdadera motivación por ser médico, y trabajas duro para conseguirlo, realmente duro, pero finalmente sólo consigues una calificación de 13, y no puedes ingresar en la Facultad de Medicina, entonces puedes analizar ese hecho de dos formas: frustrarte porque no lo conseguiste, o sentirte orgulloso porque diste lo mejor de ti, elevaste tu nivel hasta 13 y conseguiste lo máximo que podías, lo que te abrirá puertas a otras muchas opciones de elegir Universidad. 

Los objetivos elevados te hacen trabajar más duro. Eso es lo que hace un ganador. 




RESILIENCIA:

¿Cómo gestiona la derrota el entrenador? Hace tiempo aprendí que lo que el entrenador muestra, marca en gran medida la respuesta de sus jugadores cuando se enfrentan a las dificultades. 

 Cuando comencé mi carrera como entrenador profesional, me hice cargo de un equipo en mitad de la temporada; eran últimos en la Liga con numerosas derrotas. Una vez allí, también perdimos mi primer partido al frente, así que me pasé el Domingo, disgustado y pensando qué decirles en el entrenamiento del Lunes…necesitaba un gran discurso de motivación, pensaba…¿Debería apretarles hablando sobre los errores cometidos? ¿O quizás una sesión de video para analizar el partido? 

 Así que preparé varias estrategias alrededor de estas ideas. El Lunes por la mañana me levanté lleno de energía, preparado para hablar, explicar y mostrar cada error de nuestro juego. 

 Cuando nos encontramos, en medio de la pista, para explicar el plan del entrenamiento, vi sus caras. Rápida y claramente me di cuenta de que aquellos jugadores necesitaban soluciones, no análisis. Y las soluciones llegan a través del trabajo duro, no de las palabras. Así que eso hice; no dije una sola palabra sobre el partido, solamente expliqué el primer ejercicio del entrenamiento. Y perfectamente pude reconocer el alivio en sus caras justo antes de comenzar a trabajar. 

 La resiliencia del entrenador para superar las derrotas reside en su capacidad para continuar trabajando, mantenerse enfocado, y hacer que su equipo entrene duro. Ese es 4 el camino para mejorar, y es el camino que los jugadores prefieren para resolver las dificultades. Y también es el camino para hacer que tu equipo se endurezca. 

 La fortaleza de un equipo depende de la resiliencia de sus líderes, y el entrenador es - no el único - pero el líder principal. 


LA PARADOJA DE LA AUTO CONFIANZA: FIRMEZA vs FLEXIBILIDAD. 

 Como entrenador, pero también en cualquier aspecto de la vida, una persona necesita tener confianza en sí mismo. A veces, especialmente cuando el equipo encara dificultades (derrotas) todo el mundo mira hacia el entrenador, ya sea como solucionador o como culpable. El entrenador necesita mantener un equilibrio entre la firmeza en sus convicciones, en seguir su plan, y alguna flexibilidad para modificarlo si es necesario. Ese equilibrio marca la diferencia en cualquier situación. 

 A modo de resumen, me gusta mencionar un pensamiento de George F. Titonood que me gusta especialmente porque creo que explica bien cuál debe ser la mentalidad del entrenador a las hora de resolver problemas; pero también es una filosofía de vida. 


EL ÉXITO NUNCA ES DEFINITIVO. LA DERROTA NUNCA ES FATAL. ES EL CORAJE LO QUE CUENTA. 

                                                                                                   -- George F. Tiltongood